La goleada 0-4 contra Huracán, en el cierre de la Copa de la Liga, fue un golpe durísimo para Atlético. Primero porque frenó la incipiente levantada que había empezado en los últimos partidos luego de la llegada de Facundo Sava. Y luego porque terminó de confirmar que fue, estadísticamente hablando, el peor torneo desde su regreso a la máxima categoría.
Aunque, obviamente, hay muchos factores más subjetivos para analizar, algo que seguramente harán Sava y sus ayudantes durante la mini pretemporada antes de la Liga Profesional, los números también reflejan el flojísimo rendimiento.
¿Por qué la peor campaña? Porque de todos los torneos que disputó en la elite del fútbol argentino desde 2016 en adelante, el último fue en el que menos puntos obtuvo.
En 14 fechas, Atlético apenas sumó 10 puntos de 42 posibles. Es decir, sólo un 23,8% de las unidades en juego. Atrás, quedaron otras flojas actuaciones como la Copa de la Liga 2022, en la que apenas sumó el 26,1% de los puntos (11 sobre 42, con sólo dos triunfos en 14 partidos), o la Liga Profesional 2021 en la que sacó el 28% (21 sobre 75 posibles, con cinco triunfos en 25 partidos). Esos fueron los únicos tres torneos (de los 13 que disputó en estos últimos años) en los que obtuvo menos de un tercio de las unidades que disputó.
Claro; con una estadística central tan letal, es imposible que no la acompañen otras en la misma línea. Por ejemplo, esta última Copa de la Liga contó también con la peor actuación de Atlético como visitante desde que volvió a Primera: obtuvo apenas el 9,52% de los puntos (dos sobre 21), con sólo dos goles a favor y 15 en contra.
La localía tampoco pudo ser una garantía para el “decano”, como sí lo supo ser en muchas otras oportunidades. Sin ir más lejos, en los tres torneos previos, siempre había sacado más del 50% de los puntos en casa. En este último, apenas obtuvo el 38,1%; producto de un triunfo, cinco empates y una caída.
Fue la segunda peor producción en el José Fierro desde el 2015, sólo superada por la actuación en la Copa de la Liga 2022, en la que sumó el 33,3% de los puntos. Con la diferencia de que, en esa ocasión, sumó un triunfo más que en la última campaña.
En materia de goles, también hubo un déficit importante en ambos arcos. Los apenas ocho tantos anotados en 14 partidos, entregan el peor promedio de gol de los últimos años: apenas 0,57 tantos por partido. Es decir, un gol cada casi dos partidos. Esa es una marca muy inferior a casi todas las campañas previas, salvo la de la Copa de la Liga 2023 en la que marcó apenas nueve tantos.
En cuanto a los goles recibidos, los 23 goles encajados por José Devecchi y su defensa, implican un promedio de 1,6 goles recibidos por partido. Aunque no es la peor marca de los últimos años (en la Copa de la Liga 2022 le marcaron la misma cantidad de tantos en igual cantidad de juegos, y en la Liga Profesional 2021 le anotaron 46 veces en 25 partidos, lo que da un promedio de 1,84 por partido), es un número que también explica los resultados.
Aunque los números son realmente flojos, hay algunas buenas noticias para Atlético. Por un lado, que tendrá casi un mes para barajar, dar de nuevo, y encarar los primeros cinco partidos de la Liga Profesional; un parate necesario para cambiar el aire.
Por otra, si bien el descenso es una preocupación real (está a cinco puntos de Tigre, el último de la tabla anual que estaría descendiendo a la Primera Nacional), hay todavía varios equipos por debajo. El propio “matador”, Independiente Rivadavia y Sarmiento de Junín están realizando peores campañas que Atlético, por lo que en la segunda mitad del año los dirigidos por Sava tendrán casi un mano a mano con esos equipos. Además, hay otros equipos que están apenas por encima, como Central Córdoba y Deportivo Riestra.
Las estadísticas demuestran que la campaña de Atlético fue decididamente mala. Sin embargo, la paridad del fútbol argentino le da cierto margen a un equipo que tiene material como para revertir la situación.
Luego de las mini vacaciones, el DT tendrá tiempo para corregir los errores que le permitan al “decano” dar vuelta la página y dejar atrás un semestre negro en el que no le salió nada.